EL PODER DE LOS COLORES

Teresa DE LA CIERVA

Desde tiempos remotos, la existencia del hombre ha estado condicionada por dos factores, el día y la noche, o, lo que es lo mismo, la luz. Bajo los rayos del sol, los pueblos antiguos descubrieron ya que a los seres vivos les daban vitalidad los tonos diurnos -rojo, naranja y amarillo- mientras que el azul y el violeta, ambos nocturnos, les tranquilizaban y «rejuvenecían».
Hace pues miles de años que se maneja la «ciencia» de los colores: los egipcios la empleaban en sus ritos; los griegos la consideraban un complemento de la medicina... En la misma línea, una filosofía india sostenía que era posible la curación de los males por medio de tonos aplicados en puntos estratégicos o «charkras». Y en China, la cromoterapia se ha utilizado para restablecer el equilibrio.
Pero hay que remontarse a una época más cercana para hablar de nombres propios. En 1940, Krakov demostró que el rojo estimula la parte simpática del sistema nervioso mientras que el azul actúa sobre la parte parasimpática. Se ha probado también que la luz roja aumenta la fuerza muscular en un 13,5 por ciento y que las plantas que crecen bajo una campana azul tienen un desarrollo más regular y fuerte. Por otro lado, desde la introducción de la terapia con láser en 1967, se conoce el efecto bioestimulante de la luz sobre el tejido celular. La cromoterapia supone una alternativa a algunos de esos tratamientos con láser y abre dimensiones nuevas en los diferentes campos de la estética y la curación.

¿Qué es?
La cromoterapia se define como la utilización de los colores para mantener el cuerpo en armonía. El color, al igual que la música, emite unas vibraciones asimilables por el ojo y la mente humana que afectan a todo el organismo. Así, puede transformar el estado mental de una persona, provocando una reacción positiva que permita el restablecimiento de cualquier alteración.

Cómo actúa
El cuerpo humano, visible, alberga una extensa red de canales y circuitos energéticos, no visibles (meridianos). Cuando todos ellos tienen un flujo correcto, el organismo transmite unas vibraciones que llevan a un estado de salud, bienestar, vitalidad y armonía. Pero si alguno de esos circuitos sufre una alteración, aparece un desajuste energético, que se traduce en una dolencia o deterioro físico o psíquico. La «máquina» humana necesitará carburante (energía) para ponerse de nuevo en marcha, y ese carburante se puede tomar de la luz y los colores.

Frente a la enfermedad
Con estos principios, el doctor Agrapar, neuropsiquiatra francés que se formó en acupuntura, creó un método de utilización de los colores para tratar algunas dolencias. Esta técnica, no agresiva, consiste en aplicar un haz de luz de un determinado tono sobre el punto enfermo o afectado. Cada color -rojo, verde, violeta, naranja, azul y amarillo- estimula o calma una energía. Y como, según la cromoterapia, la mayoría de los problemas de salud responden a un déficit o exceso de energías vitales, el organismo puede curarse a sí mismo.
Blanca Galofré, socia de Homedical, un centro de medicina biológica natural, asegura que «las quemaduras, por ejemplo, reaccionan increíblemente bien a la cromoterapia. Si aplicamos el naranja a una lesión grave producida por un líquido hirviendo, a los 10 minutos puede desaparecer por completo el dolor y, al día siguiente, no hay ampollas». Edmon Blasco, otro especialista, dice que, «tras tratar de esta forma un esguince, se puede hacer vida normal en 7-8 horas». «Ayer cerré un caso de una fisura de peroné que en quince días desapareció de las radiografías», añade.
Los expertos en estas técnicas utilizan unas pequeñas linternas con filtros de colores. Según la patología a tratar se aplica un tono determinado durante 4 minutos y, a veces, 50 segundos de uno complementario. Después, se tapa la zona tratada con un vendaje negro y se deja al paciente 20 minutos en la oscuridad.
El color también puede actuar sobre la estética. Así, el efecto relajante de un tono ayuda a tensar tejidos, reactivar la circulación y drenar los capilares. En los institutos de belleza, esta terapia se aplica en combinación con otros tratamientos cosméticos.

Cuestión de estética
¿En qué consiste una sesión? «Lo primero es liberar al individuo de las cargas energéticas que trae consigo mediante un "peeling" corporal de fangos, seguido de una ducha», explica Ana Pablón, pionera en España de estos tratamientos. «En segundo lugar, para que la absorción del color sea correcta, la persona debe encontrase relajada, y para ello realizamos un desbloqueo de nódulos energéticos. Luego se aplica la secuencia cromática que trata el problema (eliminar toxinas, oxigenar tejidos, regular el organismo). Por último, con el cuerpo o el rostro más receptivos, se realiza el tratamiento estético necesario».
¿Y realmente esto sirve para algo? Como muestra, un botón: el doctor Bernard Chémouny, acupuntor y homeópata, asegura que las investigaciones realizadas han demostrado que el rojo atraviesa las tres capas de la piel y actúa sobre problemas circulatorios generadores de la celulitis. «Se han realizado experimentos como exponer las piernas de un grupo de mujeres de 18 a 60 años, con problemas circulatorios generadores de celulitis en fase 2 a una luz roja fría durante un cuarto de hora. Al final de la sesión, se reflejó un aumento significativo de la temperatura y, por lo tanto, de la microcirculación local», explica.